SALA DE LECTURA

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"Cuando el señor, también conocido como dios, se dio cuenta de que a Adán y Eva, perfectos en todo lo que se mostraba a la vista, no les salía ni una palabra de la boca ni emitían un simple sonido, por primario que fuera, no tuvo otro remedio que irritarse consigo mismo, ya que no había nadie más en el jardín del edén a quien responsabilizar de la gravísima falta mientras que los otros animales, producto todos ellos, así como los dos humanos, del hágase divino...".

 Así empezó José Saramago su última novela, Caín, publicada en otoño pasado en Alfaguara.
 Saramago revisa el Antiguo Testamento, las raíces del cristianismo y lo contrasta con su mirada y sus reflexiones. La novela es una reinvención literaria-histórica acompañada del humor del autor. Ello después de que en 1991 escribiera El evangelio según Jesucristo, con el cual alcanzó una gran popularidad y reconocimiento mundial. Son dos grandes muestras literarias en las que el escritor dejó claro su pensamieto e inquietudes respecto a la figura de Dios y del cristianismo y las religiones en general. Una obra que cobra más relevancia aún, ahora que acaba de morir el escritor y premio Nobel portugués nacido en Azinhaga, Santarem (Portugal), el 16 de noviembre de 1922, y fallecido en junio de este año, en la localidad de Tías, Lanzarote (España).

Ganador del Premio Nobel de Literatura en 1998, Saramago no sólo fue un escritor sino también un intelectual con una obra reconocida en todo el mundo. Entre ellas Memorial del convento, La balsa de piedra, El evangelioo según Jesucristo, Ensayo sobre la ceguera, La caverna y El viaje del elefante. Una obra en lucha y duelo continuo contra lo establecido social, política y culturalemente. Un escritor en perpetua rebeldía. ( Extraido de blogs.elpais.com/papeles-perdidos/2010/06/saramago).

Comentarios

Bibliotecari@ ha dicho que…
Excelente recomendación.

Agradable diseño de blog. Me gustó mucho.

Seño, Andrea. La Boca.-
Biblioteca Popular Babel ha dicho que…
Hola, Andrea:
Gracias por el comentario. Nos entusiasma recibirlos, en especial cuando nos llegan desde tan lejos.

Un abrazo y espero que sigas junto a nosotros.

Elvira y Cecilia