El equilibrio / Pedro Mairal

El equilibrio, además del título de este texto, es una selección de columnas publicadas en el periódico Perfil. Pedro Mairal inventa con ellas un género, en la justa mitad de camino entre las aguafuertes callejeras de Roberto Arlt y los breves ensayos de laboratorio de Jorge Luis Borges.





Cuando le propone a su hijo enseñarle a andar en bicicleta, el hijo le dice: 
mejor cuando sea adolescente, pa. Como padre le parece que ése es uno de 
sus deberes. Tenés que aprender a andar en bici, es como aprender a nadar; 
al principio te costó pero después pudiste y no te olvidaste más. Pero al 
hijo no lo convence el argumento. Para un chico de departamento, la 
bicicleta no presenta demasiados atractivos. No puede salir solo, no puede 
dar la vuelta a la manzana, no hay bandas de amigos que andan juntos 
pedaleando, jugando carreras. Igual el padre compra la bicicleta y ahí 
queda un tiempo como una máquina rara que estorba en el lavadero. El 
hijo la mira como si fuera un invento de otra época, un aparato un poco 
absurdo, ideado por Da Vinci. Él juega en la Play Station al BMX (Bicycle 
Moto Cross), unos especies de saltos ornamentales pero en bicicleta. Su 
avatar sube montañas en bici, salta, hace giros de 360 grados hacia atrás 
y encima lo aplaude un estadio entero. Convencerlo de pasar de eso a la 
iniciación con rueditas se hace duro. No quiere que lo vea nadie. Entonces 
van al KDT donde hay unos caminitos desiertos. El chico pedalea 
humillado por la realidad no virtual, enojadísimo con la torpeza de ese 
aparato casi ortopédico que oscila de una ruedita a otra. Prueban sacando 
las rueditas. No hay forma. Se cae hacia un costado; el padre lo sostiene y 
el hijo pedalea en un plano inclinado, diciéndole que no puede, y llora. Se 
van. A la noche el padre no se puede enderezar por el dolor de espalda. Un 
desastre. Se siente mal padre. Se cuestiona si realmente saber andar en bici 
será hoy día algo tan necesario. Vuelven varias veces y todo sigue igual: 
cuando lo suelta el hijo se cae. Tenés que encontrar el equilibrio, le dice. 
¿Pero cómo se enseña eso? ¿Qué quiere decir encontrar el equilibrio? Pasa 
un tiempo y una tarde lo lleva a la Costanera Sur y le dice: ya no te agarro 
más. Después de unos intentos de arranque, el hijo pedalea con bronca, 
zigzaguea dudoso y dibuja una línea con las ruedas, encuentra algo, sigue. 
Después frena y se da vuelta. ¿Me viste, pa?

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