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Mostrando entradas de mayo, 2021

Cumple de mamá, 1991 / Alejandra Zina

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Lo de siempre. Eso pensaste. Lo de siempre. La Negra y José eran tus mejores amigos. Los únicos que dejabas entrar a la casa. No era la primera vez que tu mamá los invitaba a su cumpleaños. Ya habían venido antes. A ellos no les molestaba. A la que le molestaba era a vos. ¿Por qué tenía que invitar a tus amigos? ¿Por qué no se hacía amigos de su edad? Si hubiera otros invitados, todavía. El problema era que ellos iban a ser los únicos. ¿Y su pareja? Después de tu papá salió con un hombre. Se llamaba León. Era un buen tipo, al que quisieron de verdad. Nunca supieron lo que pasó entre ellos, pero un día las visitas y los llamados terminaron. Antes de que desapareciera de sus vidas, León le escribió una carta a cada una. Sus palabras eran tiernas y estaban llenas de buenos deseos para el futuro. Esa fue su forma de despedirse. Así que no. Pareja no tenía. ¿Y su familia? Tu abuela vivía enLa Cumbrecitay con tus tíos había dejado de hablarse hacía tanto tiempo que ninguna recordaba cuándo f

El hombre de los ojos negros, un cuento de Mónica Sacco

El padre Rojas salió del hospital con una sensación extraña en el estómago. Me estoy muriendo.  No tenía miedo a morirse: era el dolor lo que lo asustaba. Mucho. Miedo a no ser capaz de soportar el dolor y pedir piedad y calmantes a gritos. Perder el pudor entre sábanas manchadas con su propios e inicuos fluidos.  Se sentó en la plaza a observar a los que tomaban sol, jugaban a la pelota o esperaban pacientemente al pie de la calesita. Reconoció a unos cuantos habituales de los domingos, a otros menos de los sábados, y a muchos más que ni pisaban. Eran más los hipócritas entre los habituales que entre los que lo saludaban por la calle nada más que porque llevaba un ropaje identificable. ¿Cuáles se compadecerían de su sufrimiento? ¿Cuántos irían a preguntar por él durante su agonía, en voz baja, de pie junto a la puerta y sin atreverse a sentarse ? Él nunca había abandonado a un moribundo. Cierto que tampoco se había sentado: no le había parecido una actitud correcta por parte de alguie

El equilibrio / Pedro Mairal

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El equilibrio, además del título de este texto,  es una selección de columnas publicadas en el periódico Perfil.  Pedro Mairal  inventa con ellas un género, en la justa mitad de camino entre las aguafuertes callejeras de Roberto Arlt y los breves ensayos de laboratorio de Jorge Luis Borges. Cuando le propone a su hijo enseñarle a andar en bicicleta, el hijo le dice:  mejor cuando sea adolescente, pa. Como padre le parece que ése es uno de  sus deberes. Tenés que aprender a andar en bici, es como aprender a nadar;  al principio te costó pero después pudiste y no te olvidaste más. Pero al  hijo no lo convence el argumento. Para un chico de departamento, la  bicicleta no presenta demasiados atractivos. No puede salir solo, no puede  dar la vuelta a la manzana, no hay bandas de amigos que andan juntos  pedaleando, jugando carreras. Igual el padre compra la bicicleta y ahí  queda un tiempo como una máquina rara que estorba en el lavadero. El  hijo la mira como si fuera un invento de otra ép

Rosario Bléfari / Poemas

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Ritmo Por Rosario Bléfari Me costó llegar a tu casa.  Me pasé más de una estación. Toqué el timbre, era muy tarde  y en tu voz...  ví el futuro.    Me ofreciste bebida y comida  que primero no acepté y miramos juntos el final  de un policial en un tren. Ví las luces de la ciudad,  cómo se encendían, y la murga que ensaya en la plaza  le daba  y le daba ritmo,  ritmo al silencio, ritmo a los títulos,  ritmo a los consejos.  Ritmo, ritmo, ritmo, ritmo. Me mostraste el espejo y el velador,  ropa nueva y toda tu colección. No escuchamos nada,  ni tocaste nada,  no hubo nada de música esta vez. Me preguntaste si me gustaba,  si estaba bien, terminar en el mismo lugar.  Me mostraste todo lo que podías mostrar  y al verte vivir...  ví el futuro. Ritmo, ritmo, ritmo, ritmo, a tu ritmo.  El parque cerrado Detrás de las rejas, el parque cerrado, y por las noches, suelta allá adentro, vagando, la absurda nostalgia  de un idilio que jamás ocurrió. Qué desperdicio de lugar romántico en los cambios

Test de humanidad / Fabián Casas

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  Para saber qué temperatura hace afuera... a) ponés la tele b) mirás el termómetro de tu estación meteorológica casera marca Oregon Scientific c) entrás en internet en el servicio meteorológico d) tocás el vidrio de la ventana Para disfrutar del deporte... a) ponés la tele b) te vas a jugar un buen torneo de paintball, modalidad speedball c) te vas a jugar un buen torneo de paintball, modalidad recball d) armás un fulbito con los pibes del barrio, no importa el número. Para informarte sobre la delincuencia y tomar precauciones al respecto... a) ponés la tele b) entrás en internet y consultás el índice de criminalidad en varias fuentes para extrapolar el estado local actual. c) llamás al ministerio d) hablás con los vecinos Para saber qué opinar de la economía... a) ponés la tele b) lees los resultados publicados por las consultoras y por el ministerio y sacás conclusiones propias c) verificás los indicadores históricos de PBI, distribución del ingreso, consumo, exportaciones, deuda y