Rosario Bléfari / Poemas


Ritmo

Por Rosario Bléfari

Me costó llegar a tu casa. 

Me pasé más de una estación.

Toqué el timbre, era muy tarde 

y en tu voz... 

ví el futuro. 

 

Me ofreciste bebida y comida 

que primero no acepté

y miramos juntos el final 

de un policial en un tren.


Ví las luces de la ciudad, 

cómo se encendían,

y la murga que ensaya en la plaza 

le daba 

y le daba ritmo, 

ritmo al silencio,

ritmo a los títulos, 

ritmo a los consejos. 


Ritmo, ritmo, ritmo, ritmo.


Me mostraste el espejo y el velador, 

ropa nueva y toda tu colección.

No escuchamos nada, 

ni tocaste nada, 

no hubo nada de música esta vez.


Me preguntaste si me gustaba, 

si estaba bien, terminar en el mismo lugar. 

Me mostraste todo lo que podías mostrar 

y al verte vivir... 

ví el futuro.


Ritmo, ritmo, ritmo, ritmo, a tu ritmo. 


El parque cerrado

Detrás de las rejas, el parque cerrado,

y por las noches, suelta allá adentro,

vagando, la absurda nostalgia 

de un idilio que jamás ocurrió.

Qué desperdicio de lugar romántico

en los cambios de estación.

¡Cómo se besan los chicos de la escuela!

No los puedo mirar tanto como debiera

para lograr fundirme en esa visión:


La necesidad de encontrarnos,

sentir el sabor en los labios,

la alfombra de flores cubriendo el pasto

donde la sombra nos tiende un descanso.

Sobran las ganas, no alcanzan las horas,

los temas hablados jamás se agotan.

Nunca es suficiente cuánto te estuve mirando.


Ahora es sólo un fantasma vagando 

por el parque cerrado, las noches templadas,

cuando cambia la estación.


Lobo

Como un lobo suelto dentro de mis pensamientos

en mis dominios, sé que siempre está ahí.

Detrás de un árbol, debajo del pasto

y en la obra suspendida,

está suelto, me ocupa, vive de mí.

Y yo también vivo de él,

no salgo a pasear, no quiero comer.

Está durmiendo ahora, por un rato,

pero en cualquier momento

su aullido y su lamido me despertarán.


Sé que me ignora como al aire se puede ignorar,

no sabe que soy su ambiente natural.

Pero sin verlo, su aliento de lobo lo puedo sentir,

rondando elegante todas mis ideas,

vive y me deja vivir.


Dicen que nació en este lugar,

sin elegir y por casualidad,

quizás crea que es todo lo que hay

como el universo nuestra eternidad.


Lobo suelto, lobo sin collar.

Lobo suelto, lobo sin collar.



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